Adiós a un pionero del hipertexto



Murió el padre Roberto Busa SJ, pionero del hipertexto

Varese (Italia), 12 Ago. 11 (AICA)


“Si hoy podemos leer este artículo, escrito en el teclado de una computadora. Si las computadoras jubilaron definitivamente a la máquina de escribir, si podemos escribir y reescribir textos, hacer análisis y búsquedas con un par de “clicks”, si nos comunicamos, cada vez más, a través de mensajes virtuales, se lo debemos, sobre todo, a él”,. Así inicia L’Osservattore Romano la noticia sobre la muerte del padre Roberto Busa, jesuita, lingüista, filósofo e informático, inventor de la lingüiítica informática, y anticipador del hipertexto activo en la web


El padre Roberto Busa, murió de muerte natural, el martes 9 de agosto en el “Aloisianum”, el instituto de Gallarate (Varese), donde se había retirado a vivir desde los años sesenta juntamente con los grandes decanos de la Compañía de Jesús, entre ellos el cardenal Carlo María Martini, del cual fue amigo e interlocutor. El próximo noviembre habría cumplido los 98 años y hasta hace algunas semanas estaba todavía activo y ocupado con nuevos proyectos.


Nacido en Vicenza el 28 de noviembre de 1913, a los 16 años se hizo amigo de Albino Luciani, el futuro Juan Pablo I, en el seminario de Belluno, norte de Italia. Sus trabajos le valieron la institución del “Roberto Busa Award”, el máximo galardón del sector.


Pionero del hipertexto activo

La computadora nació como una máquina para hacer cálculos. Justo después de la Segunda Guerra Mundial este emprendedor jesuita trabajaba en una obra titánica, quería analizar la obra de Santo Tomás, la belleza de nueve millones de palabras. Había, fatigosamente, reunido, a mano, diez mil fichas, todas dedicadas al inventario de la preposición «en», que creía fundamental desde el punto de vista filosófico.


El Padre Bussa tenía un reto: deseaba conectar entre ellas expresiones, frases, citas y compararlas con otras fuentes disponibles. Por eso en 1949 llamó a la puerta de Thomas Watson, el fundador de IBM, que lo recibió en su estudio neoyorquino, lo escuchó y finalmente le dijo: “No es posible pedirle a las máquinas lo que usted me está diciendo. Usted pretende ser más americano que nosotros”.


El jesuita no se dio por vencido y puso bajo los ojos del jefe un cartel en el que estaba impreso el lema de la multinacional, acuñado por el propio Watson: “Lo difícil lo hacemos rápido, lo imposible nos lleva algo más de tiempo”. Busa se lo dio al fundador de la IBM sin esconder su desilusión. Watson se sintió provocado y cambió de idea: “Está bien, padre, lo intentaremos. Pero con una condición: me debe prometer que no cambiará IBM, acrónimo de International Bussiness Machines, por International Busa Machines”.


De este desafío entre dos genios nació el hipertexto, el conjunto estructurado de informaciones unidas entre sí por conexiones dinámicas que se pueden consultar en la computadora por un toque del mouse.


El término “hipertexto” fue acuñado por Ted Nelson en 1965 para idear un sistema software capaz de memorizar itinerarios realizados por un lector. Pero, como lo admitió el mismo autor, la idea se remontaba a antes de la invención de la computadora. Antonio Zoppetti, experto en lingüística e informática, documentó y afirmó que quien realmente actuó con el hipertexto, al menos quince años antes que Nelson, fue precisamente el padre Busa.

El Index Thomisticus

Su obra principal es el Index Thomisticus, una empresa titánica que duró casi medio siglo, invirtiendo en ella un millón ochocientas mil horas, ocupa cincuenta y seis volúmenes, con un total de setenta mil páginas. Desde el primer tomo, que salió en 1951, el religioso catalogó todas las palabras contenidas en los ciento dieciocho libros de santo Tomás y de otros sesenta y un autores. Hace 21 años, la obra se convirtió primero en CD y luego en DVD.


Iniciador del uso de la informática para el análisis del texto, la lexicografía y la investigación bibliográfica, gracias a su obra la hermenéutica textual recibió una contribución decisiva de la informática lingüística. En 1992 fundó la Escuela de Lexicografía y Hermenéutica, dentro de la Facultad de Filosofía de la Pontificia Universidad Gregoriana.


Entre sus libros más recientes, se encuentran “Dando vuelta Babel, es decir volver a las raíces de cada lengua”, y “Quodlibet, migajas de mi Molino”, tal vez su obra más abierta y pública.


“Este jesuita –recuerda en una nota de “La Stampa” Giovani Ferrari, colaborador del padre Busa y profesor de lingüística computacional en la facultad de Letras de Vercelli– fue el inventor de la elaboración de los textos mediante calculadoras, si hoy podemos memorizar los textos y analizar la frecuencia de las palabras se lo debemos a su mente. Fue él quien se lo enseñó a todo el mundo”.
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